En la prefectura de Shizuoka (Japón), una región que antes era conocida por sus melones cultivados en invernaderos, los agricultores han tenido que hacer un cambio drástico en su producción agrícola. El vertiginoso aumento del coste del combustible (hasta tres veces superior al de años anteriores) ha hecho que sea financieramente inviable seguir cultivando melones, un cultivo que requiere una importante calefacción durante los meses más fríos. Para muchos agricultores de invernaderos, esta carga económica ha obligado a tomar una decisión crítica: abandonar el sector o adaptarse.
Hace ocho años, un puñado de agricultores encontró una solución innovadora al pasar de la producción de melón al cultivo de hierbas aromáticas, como el cilantro (conocido localmente como “pakuchi”). Esta decisión no solo los ayudó a sobrevivir al aumento del precio del combustible, sino que también condujo a la creación de una nueva tendencia agrícola en Japón. Shizuoka ahora es reconocida como una de las principales regiones productoras de cilantro del país.
El impacto económico de los costos del combustible
La agricultura de invernadero depende en gran medida de la energía, en particular durante los meses de invierno, cuando las temperaturas en Japón pueden bajar significativamente. En el caso de cultivos como el melón, que requieren condiciones estables y cálidas para un crecimiento óptimo, los costos de calefacción pueden determinar la rentabilidad del agricultor o su desestabilidad. Según datos recientes, el costo del combustible para las operaciones de invernadero se ha triplicado en los últimos años debido a las fluctuaciones del mercado energético mundial. Para muchos agricultores, estos gastos crecientes han excedido sus márgenes de ganancia, lo que los ha obligado a reducir la producción o buscar alternativas.
En respuesta a esta crisis, algunos agricultores recurrieron a cultivos más resistentes al calor y que consumen menos energía. El cilantro, una hierba que crece en invernaderos pero que requiere menos calor que los cultivos frutales, se convirtió en una alternativa atractiva. Además, el cilantro ha experimentado un aumento de popularidad en la cocina japonesa durante la última década, lo que ha impulsado aún más la demanda.
El cambio hacia el cilantro
Para los antiguos productores de melón, la transición al cilantro fue inicialmente una apuesta arriesgada. Sin embargo, los resultados han superado las expectativas. El ciclo de cultivo más corto del cilantro y las menores demandas de energía lo han convertido en un cultivo más sostenible frente al aumento de los costos del combustible. Además, a medida que ha crecido el interés de los consumidores por el cilantro, también lo ha hecho el mercado de hierbas producidas localmente. Los agricultores que alguna vez estuvieron al borde del colapso financiero ahora están prosperando, y Shizuoka se ha convertido en un proveedor líder de cilantro en Japón.
Los datos del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca (MAFF) indican que la superficie total dedicada a la producción de cilantro en Shizuoka ha aumentado más del 20% en los últimos cinco años, y los agricultores locales están reportando fuertes ventas tanto a nivel nacional como en mercados de exportación selectos. Este cambio no solo ha salvado sus granjas, sino que también ha revitalizado la economía agrícola de la región.
La transición del cultivo de melón en invernadero al cultivo de cilantro en Shizuoka ejemplifica la resiliencia y la adaptabilidad del sector agrícola de Japón. Frente al aumento de los costos del combustible, los agricultores pudieron pasar a un cultivo más sostenible y rentable, convirtiendo una posible crisis en una oportunidad. Como los precios de la energía siguen siendo volátiles, otras regiones pueden considerar la experiencia de Shizuoka como un modelo de cómo adaptarse a las condiciones económicas cambiantes y, al mismo tiempo, seguir siendo competitivos en el mercado.