El Ministerio de Agricultura de Turquía impone una restricción a la exportación de tomates hasta el 14 de abril de 2023. Con esta medida, el gobierno turco espera frenar la fuerte subida de precios en el mercado interno y garantizar la seguridad alimentaria tras los recientes terremotos.
Esta decisión tiene serias implicaciones para los productores de tomate turcos. Este sector se encuentra actualmente en temporada alta. Esto significa que la producción de una planta es alta, pero los costos también son significativos. Por kilogramo, los costos de cultivo durante este período oscilan entre 0.39 y 0.49 euros por kilogramo. Detener las exportaciones puede dejar a los productores con márgenes insuficientes para hacer reparaciones o hacer que la cosecha sea demasiado costosa.
Observamos una imagen similar en diciembre del año pasado en los Países Bajos. Los fruticultores de la provincia de Limburgo, entre otros, dejaron allí la última parte de su cosecha de manzanas. “Para estos productores, el costo de cosechar, enfriar y clasificar será más alto que el precio que traen las frutas”, dijo en ese momento el director de NFO, Sip Koning. En Bélgica, alrededor del 15 por ciento de las manzanas no se recogieron por la misma razón.
Mercados perdedores
Los exportadores turcos de tomate están especialmente preocupados por la pérdida de valiosos mercados tras las restricciones a la exportación. Esperan que los países emergentes competidores no abandonen sus productos sin un acuerdo a largo plazo. “Verán esta restricción a la exportación como una oportunidad”, dijeron funcionarios de la industria.
Aunque el Ministerio de Agricultura de Turquía ha eximido de las normas las exportaciones al norte de Chipre, Palestina y Azerbaiyán, el impacto en otros países que dependen de las importaciones de Turquía sigue siendo alto. Estos incluyen: Ucrania, Moldavia, Georgia y Rumania. Los analistas de EastFruit informan que los importadores ucranianos ya están buscando proveedores alternativos de tomates, en particular, en Marruecos, Irán y España.
No todo se puede compensar
Sin embargo, según los analistas de Eastfruit, no será posible compensar todo el volumen de las importaciones turcas con las importaciones de estos tres países. "Estos países tampoco tuvieron un buen año en lo que respecta a la producción de tomate". Por ejemplo, los productores españoles tuvieron que lidiar con temperaturas relativamente altas en diciembre, lo que significó que las verduras crecieran más rápido de lo habitual. Este período cálido fue seguido por un enero relativamente frío que retrasó la cosecha.
Las consecuencias de esto son visibles, en particular, en el Reino Unido. Según informa la BBC, la situación ahora es tan grave que solo se puede comprar una cantidad limitada de tomates por consumidor. La buena noticia es que se acabará el mayor fracaso de España. Queda por ver si esto será suficiente con el tiempo y para los países que suelen importar tomates de Turquía.