En 2010, Ingrid Marie y Benjamin se embarcaron en un viaje transformador, inspirados por una visita a un hogar natural en Suecia. Ubicada en un invernadero, esta casa representa un estilo de vida ecológico con un ciclo biológico completo que reutiliza el agua para cultivar plantas comestibles. Catorce años después, crearon su propio oasis en Sandhornøya, utilizando el poder de un invernadero abovedado para desafiar el duro clima ártico. Si bien sus esfuerzos son un testimonio único de una vida sostenible, también despiertan interés en el futuro de la agricultura.
En el interior de la cúpula de 7.5 metros de altura, la vida está en pleno apogeo, a pesar del largo invierno exterior. Aquí están aislados de los elementos, rodeados por una exuberante reserva verde. Su hogar destaca no sólo como una maravilla arquitectónica, sino también como un ecosistema autosuficiente, una rareza incluso entre los habitantes de invernaderos en Noruega.
Al ser testigos del espíritu pionero de la familia Hjertefölger, su historia destaca un enfoque más amplio hacia la sostenibilidad y la innovación en la agricultura. Nos anima a reconsiderar los límites convencionales de la agricultura e imaginar un futuro en el que vivir en armonía con la naturaleza no sea sólo un sueño, sino una realidad tangible.
El viaje de Ingrid Marie y Benjamin Hertefölger representa la convergencia de la sostenibilidad y la agricultura, y ofrece una visión de un futuro en el que la agricultura y una vida consciente del medio ambiente coexisten armoniosamente. Su enfoque innovador nos desafía a repensar lo que es posible en el panorama agrícola, inspirando un cambio hacia prácticas más ecológicas y sostenibles.