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La Florida Tomato Exchange presentó una solicitud para rescindir el Acuerdo de Suspensión del Tomate de 2019, citando su incapacidad para prevenir el impacto perjudicial de los tomates mexicanos comercializados de manera desleal en la industria del tomate de EE. UU. Este artículo examina la historia de los acuerdos de suspensión, su ineficacia para frenar las prácticas comerciales desleales y la urgente necesidad de imponer derechos antidumping a los tomates mexicanos para salvaguardar el mercado interno. También se discuten las consecuencias de continuar con el acuerdo y las implicaciones para los productores de tomates estadounidenses.
Desde 1996, se han implementado múltiples acuerdos de suspensión en un intento de abordar las prácticas comerciales desleales empleadas por los exportadores de tomate mexicanos. Sin embargo, ninguno de estos acuerdos ha logrado disuadir la afluencia de tomates mexicanos comercializados de manera desleal, lo que ha provocado un daño significativo a la industria del tomate estadounidense. En consecuencia, Florida Tomato Exchange ha instado al Departamento de Comercio de EE. UU. a rescindir el Acuerdo de Suspensión del Tomate de 2019.
Es evidente la ineficacia de los acuerdos de suspensión en el comercio de tomate con México. Si bien dichos acuerdos pueden funcionar para productos que pueden almacenarse hasta que mejoren las condiciones del mercado, no logran evitar la elusión de los precios de referencia cuando se trata de productos altamente perecederos como los tomates frescos. Las lagunas jurídicas en el Acuerdo de Suspensión de 2019 han obstaculizado su capacidad para cerrar estas brechas, haciéndolo inaplicable e inadecuado para proteger a los productores de tomates estadounidenses.
El continuo aumento de las importaciones de tomate mexicano y la disminución de la participación de mercado de los productores estadounidenses subrayan aún más el fracaso del acuerdo actual. En 1994, antes de la implementación del TLCAN, los productores de tomate estadounidenses representaban aproximadamente el 80 por ciento del mercado estadounidense, mientras que México suministraba alrededor del 20 por ciento. Sin embargo, las tornas han cambiado drásticamente a lo largo de los años: México ahora posee casi el 70 por ciento de la participación del mercado estadounidense y los productores estadounidenses se quedan con sólo alrededor del 30 por ciento.
El Acuerdo de Suspensión de 2019, que siguió a una determinación positiva de daño por parte de la Comisión de Comercio Internacional en respuesta a las prácticas de dumping de México, no ha logrado revertir esta tendencia perjudicial. Las importaciones mexicanas de tomate han seguido aumentando, aumentando un nueve por ciento más desde 2019. Si bien los precios promedio para los productores experimentaron inicialmente un impulso en el primer año del acuerdo, desde entonces han disminuido debido a la renovada presión de las importaciones mexicanas comercializadas de manera desleal. Es inquietante que el Departamento de Comercio haya documentado más de 100 casos de incumplimiento por parte de empresas mexicanas, basándose sólo en una pequeña muestra de exportadores.
Las consecuencias de mantener los acuerdos de suspensión son graves para la industria del tomate estadounidense. Los cinco acuerdos implementados durante los últimos 27 años no lograron detener el dumping de tomates mexicanos ni evitar daños a la industria nacional. La inaplicabilidad y la vulnerabilidad a las violaciones de estos acuerdos colocan a los productores de tomate estadounidenses en riesgo de verse expulsados del negocio. Para salvaguardar la industria, es necesaria la terminación inmediata del Acuerdo de Suspensión del Tomate de 2019, acompañada de un estricto cumplimiento de la ley antidumping.
La Florida Tomato Exchange, que representa a los principales productores de tomate de varios estados, enfatiza la necesidad urgente de rescindir el ineficaz Acuerdo de Suspensión del Tomate de 2019. No se pueden ignorar los repetidos fracasos de los acuerdos de suspensión a la hora de frenar las prácticas comerciales desleales y proteger la industria del tomate estadounidense. Con la imposición de derechos antidumping y la debida aplicación de las regulaciones comerciales, los productores de tomate estadounidenses pueden recuperar una ventaja competitiva y asegurar el futuro del mercado interno.