Santiago Moreno, catedrático del Departamento de Biotecnología Vegetal-Biología, ha asumido recientemente la tarea de liderar el Banco de Germoplasma Vegetal de la UPM (UPM-PGB). Menciona dos funciones esenciales en esta instalación, ubicada en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB).
Primero, preservar la biodiversidad, como “base para un buen estado de los ecosistemas”. En segundo lugar, promover los avances científicos “para una mejor comprensión de los recursos fitogenéticos y un desarrollo más sostenible de la alimentación y la agricultura”. Además, el profesor Moreno recuerda la conexión de estas tareas con dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por la ONU: Proteger, restaurar y promover los ecosistemas terrestres y acabar con el hambre.
Santiago Moreno, catedrático del Departamento de Biotecnología Vegetal - Biología
La importancia de la UPM-PGB comienza con su carácter histórico. Fue el primero en el mundo en especializarse en semillas silvestres.
En efecto, nació en 1966, con plantas silvestres de la familia Cruciferae que el profesor César Gómez Campo utilizó como base para su trabajo de investigación. Su creación se produce en los años de excelentes desarrollos de fitomejoramiento, en lo que se llamó la revolución verde. Para entonces, ya había interés en conservar semillas de especies cultivadas; de hecho, se han creado varios bancos con este fin en el mundo. Cuando el profesor Gómez Campo creó el primer banco de semillas del mundo para especies silvestres, no solo estaba reconociendo el valor intrínseco de las semillas de especies silvestres, sino también su aplicación potencial para el mejoramiento de cultivos.
¿Cuáles son las colecciones más relevantes? ¿Cuántas especies guarda el banco?
Las crucíferas salvajes son, sin duda, la colección más reconocida internacionalmente. A esta familia pertenecen no solo las coles, los rábanos, los nabos y la mostaza, sino también un sinfín de especies silvestres, entre ellas la Diplotaxis (cohete de pared) que retrata de amarillo nuestros campos y ciudades a principios de primavera. La UPM-PGB reúne una de las colecciones más vastas de crucíferas silvestres del mundo con casi 500 especies y más de 1,500 accesiones. Debido a su parentesco con las especies cultivadas mencionadas anteriormente, muchas de estas especies tienen un valor agregado particular.
También existe una conocida segunda colección de especies endémicas de la Península Ibérica, las Islas Baleares y la región de la Macaronesia, que incluye el archipiélago de las Islas Canarias. El proyecto Artemis permitió la implementación de esta colección unos años después, en 1973. Su propósito era recolectar y conservar las semillas de nuestras especies endémicas a largo plazo. En la actualidad se conservan en el banco alrededor de 300 especies endémicas en total.
¿Siguen las incorporaciones en curso o es un inventario cerrado?
Aunque los recortes presupuestarios y de personal afectan las incorporaciones, estos continúan debido a dos razones clave. Primero, todavía hay mucho material interesante que no está presente en el UPM-PGB. Por ejemplo, la representación de especies de la familia Cruciferae es impresionante, pero la representación de las diferentes poblaciones que enmarcan cada especie no es tan buena. Esta cuestión se vuelve vital ya que los mejoradores [centrados en obtener variedades con características superiores a las ya existentes] pueden encontrar a veces genes de interés en la variabilidad intraespecífica del material silvestre.
En segundo lugar, el banco, como miembro de la Red de Recolección del Programa Nacional de Recursos Fitogenéticos, colabora cumpliendo los compromisos internacionales que nuestro país ha asumido en materia de conservación de los recursos fitogenéticos y gestión global para la alimentación y la agricultura.
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