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A medida que las temperaturas fluctúan y la humedad aumenta en la primavera, los productores de hortalizas de invernadero enfrentan un mayor riesgo de enfermedades fúngicas como el mildiú polvoriento y el mildiú velloso. Este artículo proporciona información sobre cómo identificar y prevenir infecciones fúngicas comunes, como el mildiú polvoriento en los pimientos, las fresas, las calabazas, los tomates y el mildiú velloso en los pepinos, la lechuga y el repollo. Se analizan estrategias prácticas para gestionar entornos de invernadero e implementar medidas preventivas para mitigar el impacto de estas enfermedades en el rendimiento y la calidad de los cultivos.
Las enfermedades fúngicas representan una amenaza importante para la producción de hortalizas en invernadero, especialmente durante períodos de fluctuaciones de temperatura y alta humedad. Entre las principales preocupaciones se encuentran el mildiú polvoriento y el mildiú velloso, que pueden devastar los cultivos si no se controlan.
Moho polvoriento: esta enfermedad fúngica afecta a una variedad de vegetales, incluidos pimientos, fresas, calabazas y tomates. Caracterizado por el desarrollo de manchas blancas polvorientas en hojas, tallos, frutos y flores, el mildiú polvoriento prospera en condiciones cálidas y húmedas con mala circulación de aire. La detección temprana es crucial para prevenir su propagación, ya que los tejidos infectados eventualmente se descomponen, lo que provoca pérdidas de rendimiento.
Mildiú velloso: Los pepinos, la lechuga y el repollo son susceptibles al mildiú velloso, que se manifiesta como manchas amarillas irregulares en la superficie de las hojas. A medida que avanza la enfermedad, se forma un moho blanco y velloso en la parte inferior de las hojas, que se vuelve marrón y provoca la muerte del tejido. A diferencia del mildiú polvoriento, el mildiú velloso prospera en condiciones frescas y húmedas, lo que hace que los brotes primaverales sean comunes en ambientes de invernadero.
La prevención de enfermedades fúngicas requiere prácticas de gestión proactivas:
Control de la humedad: Mantener niveles óptimos de humedad dentro de los invernaderos es esencial para minimizar el crecimiento de hongos. Los sistemas de ventilación y los ventiladores pueden ayudar a mejorar la circulación del aire, reduciendo la acumulación de humedad y el riesgo de enfermedades.
Monitoreo regular: la realización de inspecciones de rutina permite la detección temprana de infecciones por hongos. La eliminación inmediata de los tejidos vegetales infectados y la aplicación de fungicidas pueden ayudar a prevenir la propagación de enfermedades por todo el invernadero.
Manejo Integrado de Plagas (MIP): La implementación de estrategias de MIP, como el uso de fungicidas registrados y controles biológicos, ofrece un enfoque holístico para el manejo de enfermedades y al mismo tiempo minimiza el impacto ambiental.
Hee-Kyung Lee, investigador del Instituto de Tecnología Agrícola, enfatiza la importancia de un seguimiento atento y de medidas preventivas durante períodos de fluctuaciones significativas de temperatura. Ella aconseja a los productores de invernaderos que prioricen el manejo de la humedad y el control proactivo de las enfermedades utilizando pesticidas registrados para proteger sus cultivos contra las enfermedades fúngicas.
Las prácticas de gestión proactiva y las intervenciones oportunas son esenciales para mitigar el impacto de las enfermedades fúngicas en la producción de hortalizas en invernadero. Al adoptar un enfoque integral para la prevención y el manejo de enfermedades, los agricultores pueden salvaguardar sus cultivos y optimizar los rendimientos incluso en condiciones ambientales desafiantes.